¿Por qué las sillas salvaescaleras son cada vez más populares?

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En los últimos tiempos asistimos a cómo, a través de diversas iniciativas, las sociedades en las que habitamos se están volviendo más y más inclusivas con el paso de los años. Y esto tiene que ver no sólo con cuestiones teóricas sino, muchas veces, también prácticas.


Remarcamos estas cuestiones porque, aunque hay bastante que se pueda hacer aún, cada vez son más populares las instalaciones para personas con dificultades, en este caso físicas. Una buena muestra de ello son las sillas salvaescaleras, claves cuando hablamos de integración.


Estas sillas especiales, especialmente diseñadas para quienes tienen dificultades motrices u otro tipo de complicaciones que les impiden subir escaleras con comodidad, son habituales en ámbitos públicos desde hace años. Pero, en tiempos recientes, comenzamos a encontrarlas también dentro de empresas privadas, e incluso en casas de familias, donde algún integrante de ellas las necesita.


Salvaescaleras, el nombre con el que se conoce en general a las sillas salvaescaleras, pueden colocarse en cualquier ambiente de dos o varios pisos, facilitando la accesibilidad de aquellos que se desplazan en sillas de ruedas, o dependiendo de la ayuda de los demás. Ayuda que, para colmo, en determinados momentos les da vergüenza pedir o, si piden, no llega como se esperaría.


A partir de esta mención que hacemos, podemos descubrir que existen dos clases de sillas salvaescaleras, por un lado las que están adaptadas a las sillas de ruedas y, por otro, las que permiten el recorrido ascendente de personas que se mueven por sus medios, sin ir en sillas de ruedas, pero a las que les cuesta subir escaleras y demás.


Por supuesto, tenemos muy en claro que estas situaciones no son las más habituales, pero es que las sillas salvaescaleras han sido justamente pensadas para cambiar el estilo de vida de los menos favorecidos, demostrarles que alguien se ha puesto en su lugar, brindándoles las herramientas adecuadas para que se sientan confortables e independientes.


En el día a día, la disponibilidad de sillas salvaescaleras representa, para quienes presentan inconvenientes motrices, el evitarse grandes frustraciones, la misma que pueden llegar a sentir cuando un coche se aparca en la acera, obstruyendo sus rampas.


En estos días de mayor consciencia colectiva, podríamos decir que la instalación de sillas salvaescaleras se ha transformado en una tendencia ya irreversible, algo de lo que dan cuenta las constantes averiguaciones acerca de estos dispositivos.


Después de todo, la presencia de las sillas salvaescaleras es un mensaje que dice muchísimo, más que cualquier palabra al respecto de la integración. Si tienes una empresa o estás a cargo de una dependencia, una silla salvaescaleras es la prueba definitiva de que el otro te interesa, que estás dispuesto a hacer los sacrificios necesarios para que todos los asistentes se manejen por igual.


Incluso, aunque te parezca increíble, se ha demostrado que esa empatía se traduce en una mejor imagen hacia el exterior, una que retorna en que nos elijan, como a nuestros productos y servicios.

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