El Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León recuerda que los problemas oculares aumentan hasta un 25% en la época estival

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Para afrontar un verano con garantías respecto a nuestra salud visual, es necesario tener en cuenta una serie de recomendaciones encaminadas, sobre todo, a proteger los ojos de la radiación solar, evitar los problemas derivados de los baños en piscinas, ríos y embalses o en el mar y, muy importante, tener la vista a punto antes de ponerse al volante.


Como se recuerda desde el Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (COOCYL), los problemas oculares aumentan hasta un 25% en la época estival debido al aumento del tiempo que pasamos al aire libre, con mayor exposición a las radiaciones solares, y a la multiplicación, debido a las altas temperaturas, de distintos microorganismos patógenos que pueden afectar a nuestros ojos. Por ello, según indica la vicedecana de COOCYL, Ana Belén Cisneros, “hay que adoptar medidas de protección adecuadas para evitar graves consecuencias en nuestra salud ocular”.


Protección solar


Existe una relación directa entre la radiación solar –visible, ultravioleta e infrarroja–, y distintos problemas visuales y oculares, como cataratas, queratitis o conjuntivitis. Por ello, las gafas de sol deben ser un complemento indispensable, pero siempre homologadas y con cristales y filtros de calidad y adquiridas en establecimientos sanitarios de óptica, donde el profesional óptico-optometrista garantiza que las lentes elegidas proporcionan una protección personalizada en función de nuestras necesidades. Debemos saber en qué situaciones vamos a necesitar la protección adecuada, cuál es el mejor filtro según la actividad a realizar y asegurarnos de la calidad de las lentes –muchas dejan pasar la radiación solar, a pesar de ser muy oscuras– y de las monturas, que tienen que cubrir los laterales del ojo.


Irritantes y sequedad


Tanto la sal del mar como el cloro de las piscinas pueden irritar nuestros ojos, y el cloro, además, altera de forma significativa la superficie ocular, por lo que hay que intentar evitar, en la medida de lo posible, el contacto directo con el agua utilizando gafas de natación. Por otro lado, la sequedad propia del verano en ambientes lejanos al mar, sobre todo en la montaña, provoca una mayor evaporación de la lágrima, aumentando la sensación de ojo seco. Para ello, el óptico-optometrista puede recomendar los mejores tratamientos, como el uso de lágrimas artificiales.

Del mismo modo, el calor y las sustancias químicas presentes en el agua tratada suelen encontrarse detrás de muchos casos de conjuntivitis irritativas, víricas o bacterianas propios de estas fechas. Ojos rojos, escozor, quemazón, hipersensibilidad a la luz, sensación de cuerpo extraño y lagrimeo son algunos de los síntomas comunes que alertan de la presencia de este problema, que puede minimizarse con el uso correcto de las gafas adecuadas.


Lentes de contacto


Los usuarios de lentes de contacto son uno de los colectivos con más riesgo de padecer algún tipo de infección ocular en las piscinas, por lo que deben extremar la higiene para reducir ese riesgo, aunque el uso de lentillas está muy recomendado para esta época del año por su comodidad y seguridad. Solo es necesario tener en cuenta unas sencillas normas, como utilizar gafas acuáticas encima de las lentes de contacto para nadar y bucear y enjuagar las lentes con la solución cuanto antes para asegurarse de que quedan libres de gérmenes. No es recomendable la extracción de la lentilla inmediatamente después de salir del agua, y hay que respetar las pautas de reemplazo establecidas por el óptico-optometrista.


Fuera del agua, y debido a las altas temperaturas, debemos procurar que las gotas de sudor no entren en los ojos, ya que pueden contener bacterias. Del mismo modo, el aire frío y seco del aire acondicionado puede provocar incomodidad con las lentes de contacto. Si es así, es posible consultar con el óptico-optometrista el uso de gotas humectantes.


Visión y conducción


Según datos de la Dirección General de Tráfico, entre el 1 y el 5% de los accidentes en la carretera cuyas causas son médicas podrían tener su origen en trastornos de la visión. Ante esta realidad, COOCYL alerta un año más de los peligros que puede suponer ponerse al volante sin una completa revisión de nuestras capacidades, entre ellas, el estado de nuestra salud visual, teniendo en cuenta que hasta el 90% de la información que recibimos llega a través de nuestros ojos. Sin embargo, de acuerdo con los datos del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas (CGCOO), el 46% de los conductores no realiza los controles periódicos anuales aconsejados. Además, el 12% no se protege nunca del sol mientras conduce y el 33% solo lo hace ocasionalmente.


Por todo ello, la vicedecana de COOCYL, Ana Belén Cisneros, explica que mientras conducimos, “la visión tiene que adaptarse rápidamente a un entorno que, por la velocidad del vehículo, cambia más rápido que en condiciones normales; por eso, una buena visión es esencial para la conducción”, al igual que una adecuada protección para evitar “el deslumbramiento y los molestos reflejos producidos por la radiación solar en la carretera”.


Los problemas visuales que pueden pasar factura:


Las cataratas: pueden provocar aparición de borrosidad o sensación de nebulosa que no permita diferenciar bien diversos objetos de la carretera.


Graduación inadecuada: si el conductor no cuenta con una graduación adecuada, se dificulta la visión nítida en la distancia lejana, lo que puede provocar un accidente.


Miopía nocturna: con baja luminosidad, la percepción del color no existe, se reduce el campo visual y se produce este fenómeno, que provoca desenfoque de la escena. En la conducción nocturna, hay que tener mucho cuidado con los deslumbramientos de los faros de enfrente, porque eso provoca una clara disminución de la agudeza visual, un problema que se acrecienta con la edad, ya que en las personas de hasta 50 años el tiempo de recuperación ante un deslumbramiento central es de 40 a 60 segundos, pero en mayores de esa edad es superior a un minuto.


Además de a las capacidades visuales, hay que prestar especial atención a otros factores que afectan negativamente a la conducción:


• Fatiga ocular: todo lo que implica un uso continuado de los ojos provoca fatiga. La conducción requiere un esfuerzo constante con un altísimo grado de demanda visual. Ante la fatiga ocular, desde COOCYL se recomienda parar el coche, cerrar los ojos o mirar a lo lejos, sin fijar la atención en ningún detalle.

• Falta de luz: los accidentes de tráfico aumentan durante la noche, cuando la agudeza visual se reduce hasta en un 70%. No se perciben igual los colores, y se puede perder la sensación de relieve. Si se utilizan lentes de contacto, los ojos se resecan más, por lo que es conveniente, por la noche, sustituirlas por unas gafas correctoras dotadas de un cristal lo más transparente posible.

• Lluvia, granizo: al conducir con condiciones climatológicas adversas disminuye la visión y se producen reflejos debido a las gotas de agua suspendidas en la luna del coche. En estas circunstancias, es fundamental conducir con la visión máxima, es decir, con las gafas graduadas y las lentes correspondientes.


Recomendaciones para conductores


Revisiones periódicas. Dada la importancia de la información visual que recibimos, es fundamental que nuestra visión esté en el mejor estado posible. No hay que esperar a la renovación del permiso de conducir: conviene visitar al óptico-optometrista al menos una vez al año.


Gafas de sol. En estos días de alta luminosidad y en los momentos en los que haya cambios bruscos de luz, las gafas de sol son imprescindibles. En el caso de llevar gafas graduadas, es necesario que las gafas de sol también tengan una graduación adaptada a las necesidades de cada persona. Del mismo modo, hay que tener mucho cuidado con las gafas de sol que se adquieren, ya que el 70% de las que se venden en España no cumplen con las normas de seguridad sanitarias.

Si se utilizan lentes de contacto, aunque tiene tienen filtro UV, resulta imprescindible el uso añadido de gafas de sol.


Cuando se circula en motocicletas y ciclomotores, los conductores deben llevar gafas de sol que sean lo suficientemente envolventes como para impedir que las partículas de polvo u otros cuerpos extraños penetren en los ojos.


Gafas de repuesto. Si se utilizan lentes de contacto o gafas, es recomendable llevar unas lentes de repuesto en el coche con la misma graduación que las que se usen habitualmente.


Campaña #VivePortusOjos


Los dibujos que ilustran esta información, del artista Álvaro, forman parte de la campaña #VivePorTusOjos, con la que el Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (COOCYL) pretende incidir en la idea de que la vida con buena visión es mucho mejor y que, para mantenerla, hay que tener en cuenta cuáles son las revisiones, los cuidados y las medidas de prevención fundamentales. Una tarea en la que el óptico-optometrista, como agente primario de la salud visual, puede convertirse en nuestro mejor aliado en todas las etapas de la vida.


Así, en los perfiles de COOCYL en Facebook, Twitter e Instagram, los exclusivos diseños de Álvaro recuerdan, de un modo ameno y divertido, los principales mensajes para lograr una correcta salud visual, también en verano.

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