La navidad, ¿tiempo de guerra o de paz?

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Una opinión de Juan Carlos López Medina - Presidente Nacional Asociación de Padres de Familia Separados


Los que más disfrutan de la Navidad son los niños, razón suficiente para evitarles cualquier tensión en esta época del año, incluida la que genera la distribución de las fechas cuando los padres están separados. Sin embargo, es frecuente utilizar la gestión de las fiestas para recuperar conflictos que durante el resto del año no se resolvieron. La falta de comunicación entre los ‘ex’ puede pasar inadvertida en el día a día y estallar ahora, haciendo que aflore todo el resentimiento acumulado.


Posponer las discusiones y controlar los estallidos de ira que no permiten alcanzar consensos es más fácil si la decisión no se deja para el último momento. Es decir, hay que trazar un plan y empezar negociando: las opiniones de ambos son válidas, y para llegar a un acuerdo hay que ceder. Si los dos quieren la misma fecha, un buen criterio es alternar cada año en una casa. Recuerda: tu hijo tiene derecho a tener relación con toda su familia, por muy dolido que tú te encuentres con tu expareja. Por tanto, entraremos en una dinámica de consejos, que podrían ser muy prácticos a la hora de evitar conflictos innecesarios y además nada aconsejables delante de los hijos:


-Evita las críticas. Los niños “quieren a sus parientes”, así que conviene no hacer comentarios despectivos. Los pequeños son sensibles a lo que piensan sus padres, pero la relación que establezcan con sus familiares debe basarse en su propia experiencia.


-Nunca actúes como si tu hijo fuera una posesión. Tomemos un ejemplo muy claro, y que se da mucho en las separaciones. El conflicto que tú tengas con tus exsuegros  no es razón para impedirle que se relacione con sus abuelos. Es más, será él libremente quien definirá y establecerá el vínculo que quiera con ellos, y tu debes facilitárselo.


-Comunícale directamente las fechas que habéis acordado. No le incluyas en la discusión, sería como hacerle elegir entre uno u otro y eso es doloroso, porque podría pensar que su opción defrauda al otro progenitor.


-No hagas comentarios inapropiados del tipo: “¿A que aquí os lo pasáis mejor que en casa de los otros abuelos?”. Competir en diversión, regalos y costumbres pone en alerta al niño, que sentirá que tiene que quedar bien con todos.


-Deja que sea tu hijo quien comente su experiencia con la otra familia. No le interrogues, o conseguirás que no te cuente nada, ni de las fiestas ni de su vida. Para él serás una persona a la que le tiene miedo, en vez de alguien con quien   hablar.

Los padres, los hijos, los abuelos, los tíos y los primos, al final nadie está conforme y las Navidades, incluso, llegan a ser amargas para algunos…


Dentro de esta dura realidad, hay familias, hay padres y madres que ante esa situación consiguen salir de ellos mismos y buscar los mejores acuerdos, para que sus hijos sigan disfrutando de estos días y así, pactan por ejemplo que el día de Reyes la familia al completo pueda abrir los regalos de los Reyes juntos o intentan buscar alternativas y acuerdos creativos durante estos días, por y para sus hijos, en los que el padre o la madre pueda disfrutar de los niños “fuera de lo jurídicamente pactado”.


Esta realidad solo es posible cuando hay ganas de hablar y de alcanzar acuerdos en beneficio de los niños; cuando se consigue mirar más allá del dolor de la separación e, independientemente de la ruptura, podremos hablar como padres para acordar que lo primero son ellos y que prevalece su bienestar frente a nuestros propios intereses. Porque no lo olvidemos: habremos roto como pareja, pero nunca podremos romper como padres.

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